VILLA DEL BUEN PASTOR
(Rheanna)
La escuela de Fe y Alegría, Villa del Buen Pastor, se encuentra en el Km 21 de la Carretera Iquitos- Nauta, margen Izquierda penetración 4km, en la pequeña comunidad selvática Villa del Buen Pastor.
La escuela consiste en dos edificios, separadas por una colina, y una pequeña cabaña de madera. Uno de los edificios es dedicado a Primaria y el otro a Inicial (Infantil). La pequeña cabaña es donde trabajo yo con mis alumnos de primer y segundo grado. La escuela tiene un total de 45 niños, 19 varones y 26 mujeres. Para atender al alumnado la escuela dispone de tres docentes, pronto la plantilla quedará reducida a dos docentes.
En total tengo a diez alumnos, cinco de primer grado y cinco de segundo grado. Tengo a 8 mujeres y a 2 varones. El alumnado proviene de la comunidad villa del buen pastor, en esta comunidad conviven aproximadamente 200 personas. Son niños y niñas muy pobres con un rendimiento académico bajísimo para su edad. Los libros de primer grado que proporciona el gobierno peruano son demasiado complicados incluso para los niños de segundo grado.
La tarea de educar una clase multigrado es un autentico reto, cada niño tiene un nivel totalmente diferente, y es muy difícil coordinar una clase de tan diversas edades. Hay que preparar varias “clases” para una misma clase.
El alumnado viene a clase con un nivel de higiene extremadamente bajo, sufren de desnutrición y la mayoría han padecido previamente malaria.
La población de Villa del buen pastor se basa en una economía de subsistencia, muy pocas veces sacan beneficios de sus actividades. Los familiares se dedican a hacer carbón de los troncos de los arboles. Esto está llevando a un problema de deforestación, ya que se consume mucho carbón para cocinar ya que en Perú el gas es extremadamente caro. También viven de la agricultura básica de sus “chacras” (pequeñas parcelas donde se plantan semillas), lo malo es que las inundaciones impiden el buen crecimiento de las hortalizas por lo que solamente dan para alimentar a las familias, muy rara vez pueden sacar a vender sus productos agrícolas a la ciudad. Es una comunidad extremadamente pobre y esto se nota en la vestimenta y la desnutrición de la población.
A menos de 600 metros de la escuela hay un cuartel militar, El Otorongo, los soldados y sus caballos pasan por la escuela cada día.
Debido a su localización geográfica, y a las malas condiciones de los caminos, hay días que se imposibilita la asistencia al centro, tanto para los alumnos como para los docentes. No existe ningún camino asfaltado, los niños caminan descalzos sobre el húmedo y resbaladizo barro.
Mis objetivos principales son:
- Trabajar la lecto-escritura y las competencias comunicativas.
- Potenciar las capacidades lógico matemáticas.
- Motivar al alumnado a asistir a la escuela.
La experiencia de trabajar en esta escuela es única.
No sé cómo voy a poder despedirme de mis alumnos, ya en este poco tiempo siento una gran conexión con ellos. Ya son “mis niños” y yo su “Profesorita”.
NUEVO MILAGRO
(Yaiza)
El colegio en el que estoy impartiendo clases se encuentra en la carretera Iquitos-Nauta, kilómetro 21. La escuela cuenta con un total de 62 alumnos, 22 de inicial y 40 de primaria, que al igual que en España, se divide en seis grados.
La escuela cuenta con dos “edificios”, es decir, dos cabañas grandes; una de ellas es la de infantil y la otra la de primaria, que se encuentra dividida en tres clases; la biblioteca, la clase de primero, segundo y tercer grado y la clase de cuarto, quinto y sexto grado.
El aula que me ha sido asignada es la biblioteca de la escuela ya que no había otro espacio disponible. Esta habitación está bastante bien, el único inconveniente, era que no tenía pizarra y no estaba tan bien acondicionada para dar una clase como otras ya que no había mesas y las han tenido que traer de otras clases; cada silla es de un tamaño diferente con lo que a veces los niños apenas llegan a la mesa para escribir… Pero en general es un aula bastante buena ya que se puede dar clase cuando llueve y esto es algo muy importante por la zona en la que está ubicada, que es propicia a numerosas lluvias, el problema es que si estas lluvias son muy fuertes, los maestros no pueden acceder a la escuela debido a que la única carretera de acceso se encuentra en muy mal estado.
Volviendo al aula de trabajo, he de decir que ya ha sido acondicionada para dar clase, me han puesto una pizarra y todos los niños tienen sillas y mesas. Yo la estoy decorando poco a poco con posters de letras que he traído y con algún que otro pequeño mural que hicimos los alumnos y yo la primera semana de clase. Pero esta tarea de decoración es bastante complicada ya que las paredes son de madera y la única forma de pegar algo en la pared es con clavos así que al pegarlas con celo, se caen, pero aun así hacemos lo que podemos para que la clase parezca más acogedora y personal y que los alumnos se sientan así más cómodos.
Mi clase está formada por 15 alumnos de primer y segundo grado de primaria, 6 niñas y 9 niños. Todos de una clase social baja, provienen de familias que viven y han vivido toda su vida en la selva y que son familias dedicadas en su mayoría a la agricultura y la ganadería para la subsistencia de la comunidad. Todos viven en los alrededores de la escuela, de hecho, muchos de ellos se van en el recreo a sus casas y vuelven al tocar la campana. El nivel de conocimientos que tienen estos alumnos es bastante bajo en general y a su vez muy desigual. Trabajar con aulas multigrado es una tarea muy compleja, ya que tengo alumnos que no han ido a educación inicial, no saben ni las vocales y tienen un desarrollo grafo motriz muy bajo y sin embargo, hay alumnos que están en segundo grado y que están empezando ahora a leer. Tengo 3 alumnas de primer grado y 12 de segundo grado; una de las de 1º grado tiene un nivel muy alto y muchos de segundo grado tienen nivel de primer grado, mientras que las otras dos de primer grado tienen nivel de inicial, es decir, del curso más bajo de infantil (3 años) y son niñas que tienen 6-7 años.
Día a día vemos lo difícil que es dar clases en un aula multigrado y esto supone un gran reto para nosotras, ya que es una realidad totalmente diferente a la que estamos acostumbradas. Aun así estamos muy contentas de estar aquí, ya les hemos cogido mucho cariño a los niños y estamos muy emocionadas porque poco a poco vamos viendo un progreso en cada uno de ellos.
Con mucho Cariño,
Yaiza Y Rheanna.